No quiero hablar
a quien no quiere
escuchar.
Prefiero crear un
caparazón
ahogado en
ensimismamiento avinagrado.
Hay días que soy
anarquista
otros soy anárquica.
De repente en este
semáforo
carcajadas por un
absurdo mundo.
Qué efímera y eterna
esta organización
social.
Qué gracia compararnos
con una manada de lobos.
¡Qué similitud!
Qué dúctil este
engranaje
qué miradas perdidas
absortas en un reloj
que no avanza
o que no para de pasar
millones de facturas.
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