No
pregunto cuándo llorarán mi muerte,
si
el gato persigue fugazmente estrellas
o
simplemente tiene esa mirada penetrante porque sí.
No
cuestiono la complejidad de la realidad
en
su esfera menos sutil.
Pasajes
y fotogramas
pasean
por costumbres mentales
y
cocinas con olor a fritanga.
No
me pregunto sobre la diversidad en el arte
fundamentado
en diferentes argumentos o posiciones.
Canales
de certeza y ambivalencia,
incuestionables,
auténticamente respetables
y
merecedores de medallas y posiciones.
No
me pregunto si la irremediable sonrisa saldrá
en
un amanecer eterno e inevitable.
No
pongo en tela de juicio el poder del ahora,
el
único ejemplo a seguir, guía y religión
de
cualquier Ser que pretenda vivir
como
se merece un buen nacido.
No
me pregunto si la realidad supera la ficción,
sin
duda nunca podrán ir separadas
ni
superarse mutuamente.
Todo
lo demás es cuestionable…
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